martes, 1 de septiembre de 2020

OJALÁ SER LA CONSPIRACIÓN

En la última entrada publicada en el blog hay un comentario dónde me acusan de formar parte del engaño de la pandemia. Está publicado sin respuesta porque no sabía qué podía decir ante eso. Al parecer ahora todo es conspiración. Da igual cuál sea tu posición, formas parte de la conspiración.

Conspiración: entendimiento secreto entre varias personas con el objetivo de derribar el poder establecido.

Ahí me quedé pensando que ojalá hubiera una conspiración en el sentido estricto de la palabra. Me encantaría formar parte de ella. Es más, considero que es imprescindible a día de hoy si queremos que exista un mínimo futuro para lo que llamamos humanidad, debemos formar parte de esa conspiración. Hay que derrocar el poder establecido, sin excusas pero también sin margen de error. No podemos permitirnos caer en antiguos (o no tan antiguos) fallos, no se trata de sustituirlo, ni de asaltarlo ni de modificarlo. La esperanza sólo se transformará en posibilidad si lo erradicamos por completo. Y aun así…

Ya me gustaría formar parte de ese entendimiento secreto. Me conformaría simplemente con atreverme a tomar esa decisión si algún día tuviera la posibilidad y desprenderme así, con ese acto, de los temores cotidianos a los que estamos sometidos. Desearía tener la fuerza, la energía, el coraje y todo lo necesario para llevar a cabo la Conspiración, así con mayúsculas. Por el momento, a duras penas consigo mantener la cabeza fuera del agua. Apenas unos centímetros por encima de un lodazal en que ya casi no reconozco a nada ni a nadie y por el que me voy hundiendo junto al resto de mis congéneres. Esto es un sálvese quien pueda, o más bien y como siempre, un sálvense los ricos y poderosos y jódanse el resto. El problema ahora es que casi todos piensan como si fueran ricos, como si tuvieran algún tipo de poder sobre sus vidas. No se dan cuenta que el nivel del agua apenas les llega unos pocos centímetros más abajo que a los que lo tienen todo perdido.

A pesar de todo trato de mantener los ojos bien abiertos y la mente despejada no sea caso que la Conspiración pase cerca de mí y no la presienta y la deje escapar sin más. No podría perdonármelo, no podría mirar a los ojos de mis seres queridos sin sentir que los he traicionado, que los he vendido por un puñado de monedas.

Qué más quisiera yo que formar parte de la Conspiración.

Ojalá ser la Conspiración.


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1 comentario:

José A. García dijo...

La conspiración no es que exista la conspiración y no poder creer en ella, sino que no exista tal cosa y todos creamos que sí lo hace.

Suerte,

J.