En estos tiempos en que la economía española está por los suelos según todos los expertos financieros, en unos momentos en los que estamos al borde del rescate financiero por parte de ese maravilloso amigo de la humanidad que es el FMI y en el que los políticos en el poder buscan buenas noticias referidas al dinero hasta debajo de las piedras, parece que una especie de amnesia colectiva les afecta y nadie se acuerda de anunciar este dato a bombo y platillo: somos la sexta potencia mundial en venta de armas. A ver quien discute que España no está a la cabeza de las economías mundiales ahora.
Hay que joderse, no somos capaces de evitar miles de regulaciones de empleo en multitud de empresas pero resulta que tenemos una industria armamentística de primera que ni le afecta la crisis ni nada que se le parezca. Tan sólo superan a España países de la talla de Estados Unidos, Rusia, Alemania, Francia y el Reino Unido. No sé a qué espera el Gobierno para aplicar la fórmula del éxito al resto de sectores industriales.
En el pasado 2009 el Estado ganó más de 1.300 millones de euros con la venta de armas, un 44.1% más que el año anterior y un 232% más que en el año 2.004 (año en el que tomó posesión el actual gobierno ¿socialista?). En estos años el promotor de la alianza de civilizaciones y pacifista de pro según él mismo, nos ha elevado a la categoría de superestrellas de las armas. En total las armas vendidas el año pasado representan el 4% del total de ventas a nivel mundial (aún estamos lejos de los líderes pero a este paso ya pueden ponerse a temblar).
La verdad es que estas cifras tienen mérito porque imaginamos que estas ventas se ajustan estrictamente a la ley de control de exportaciones de armas españolas que dice: “no se venderán armas a países sancionados, inestables, en conflicto armado, que vulneran los derechos humanos, que no condenen el terrorismo o que tengan un nivel de bienestar delicado”.
Fuera coñas, siguiendo la ley no nos podríamos vender armas ni a nosotros mismos porque anda que nuestro nivel de bienestar no está delicado ahora mismo con las garras de los terroristas económicos sobre nuestras cabezas. El 39% de las ventas son a países europeos gracias a la participación en programas europeos de desarrollo de nuevas armas. Si ahora mismo hay algún país europeo cuyo nivel de bienestar no sea delicado o donde no se vulneren los derechos humanos que alguien me lo diga, sólo hay que ver las represiones a las que se ven sometidos los manifestantes a lo largo y ancho del continente. Pero bueno si queréis ejemplos más sangrantes, ahí van unos cuantos:
- Israel: casi 3 millones de euros en armamento. Que le pregunten al pueblo palestino por los conflictos armados y los derechos humanos.
- Marruecos: más de 50 millones. Qué contentos deben estar los saharauis que tanto esperan del gobierno español.
- Malasia: más de 180 millones en armamento. Las numerosas mujeres flageladas en público por mantener relaciones extramatrimoniales están que no caben de gozo con la noticia.
La lista es interminable porque no creáis que nuestro gobierno hace ascos a nadie. Donde hay dinero allí que van y poco les importa si son países “malos” como Venezuela (925 millones de euros por siete buques que seguro no son para pescar) o el mismísimo Irán a pesar de ser el más malo malote. Tampoco se cortan en vender a dos bandas como hacen en Pakistán y la India, ni siquiera les importa vender a países donde la gente se muere simple y llanamente de hambre como Mauritania, Angola, Kenia, Burkina Faso y Ghana. Este último país es, si cabe, un ejemplo de los más sangrantes ya que son nuestro cliente número 1 en la compra de armas cortas y ligeras con 3.5 millones de euros, todo ello a pesar de la moratoria decretada en 1998 por la Comunidad Económica de Estados del África Occidental sobre la importación, exportación, producción y distribución de armas cortas y ligeras en toda la región.
Algunas organizaciones han empezado a denunciar estas prácticas, sobre todo, por la venta de armas a Marruecos. Esperemos que las denuncias prosperen pero, la verdad, es que lo que hay que hacer es que toda esta panda de criminales que nos gobiernan (me da igual unos que otros) lo reconozcan y luego se vayan del país antes de que los larguemos nosotros.
Aunque suene duro hay que decirlo claramente: somos un país que fomenta el terrorismo, el asesinato, la injusticia y todas las desgracias que se os ocurran referidas al abuso de poder.
No somos imbéciles y no nos tragamos todas las mierdas pacifistas que nos suelta el Estado. Sois igual de cabrones que todos esos a los que les vendéis las armas y luego, cuando las utilizan, los criticáis y los tacháis de terroristas. Los verdaderos terroristas sois vosotros.
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