A pesar de que en los últimos tiempos parece que todos los acontecimientos nos conducen hacia el fin de la libertad y de la dignidad del ser humano, es importante destacar la existencia de iniciativas, tanto a nivel nacional como internacional, cuya finalidad es precisamente esa: defender la dignidad de las personas frente a los sistemáticos ataques del sistema capitalista.
Encuadrado en este tipo de iniciativas se encuentra el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP). Este tribunal es de carácter no gubernamental y tiene su origen en los Tribunales Russell que sesionaron dos veces en su historia, la primera, para juzgar los crímenes de lesa humanidad cometidos por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam. La segunda, para enjuiciar las dictaduras militares de América Latina. Es aquí, donde una de las audiencias se dedicó al papel crítico de las empresas transnacionales en las dictaduras y donde se articuló el marco de referencia para la elaboración de la Declaración Universal de los Pueblos (Argel 1976) que más tarde pasaría a ser el Estatuto formal del TPP. De esta forma, se entiende que el papel central del poder económico transnacional y de sus alianzas estructurales con las diferentes instituciones estatales sea una parte fundamental del TPP.
El tribunal se constituye en 1979 tras la muerte de su inspirador Lelio Basso, senador italiano que fue figura clave en los Tribunales Russell. Es precisamente la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos la que nombra a los casi 130 miembros del tribunal.
La finalidad del TPP es calificar en términos de derecho y hacer visibles aquellas situaciones en que se planteen violaciones masivas de los derechos fundamentales de la humanidad que no encuentren reconocimiento ni respuesta en las instituciones oficiales (que prácticamente son la mayoría de los que se producen por la acción directa del poder transnacional). Es decir, su función es que no queden en el olvido todos los abusos que el orden económico internacional comete contra todos aquellos que son excluidos del propio sistema. Obviamente, esto es una consecuencia directa de la interesada omisión que el derecho internacional hace con todos los delitos relacionados con la economía. De hecho, la Corte Penal Internacional (que es el órgano judicial que tiene el deber de juzgar los casos que exceden la capacidad o voluntad de las autoridades nacionales) ha excluido de su competencia los crímenes económicos, lo que significa la imposibilidad de juzgar la mayoría de las acciones que se producen o coinciden con la violación de los derechos de la vida, para los cuales no existe la posibilidad de formular juicios que tengan efectividad.
Por ello, el TPP se ha convertido en un referente a la hora de juzgar los desastres provocados por el sistema neoliberal y globalizado. A lo largo de los años no sólo ha juzgado las violaciones cometidas por las transnacionales si no que también ha juzgado las implicaciones de las grandes instituciones creadas para mantener y reforzar el sistema como el FMI, el Banco Mundial, La Unión Europea, la OMC,...
Llegados a este punto, es importante señalar que el TPP no es un organismo oficial, por tanto, sus sentencias no tienen un valor real en cuanto que nadie se siente obligado a acatarlas. Sin embargo, si tiene un alto valor moral para las víctimas de los atropellos cometidos que, por primera vez, tienen un lugar al que acudir y donde poder expresar sus vivencias y sus sentimientos. Esto es muy importante porque, por lo general, las víctimas de estos abusos carecen del derecho a ser formalmente tratadas como tales. Porque por encima de todo se trata aquí de una cuestión de dignidad humana, como se recoge en la sentencia formulada en Madrid en mayo de 2010 (echadle un vistazo aquí y veréis la cantidad de empresas implicadas en delitos gravísimos) donde se juzgaba a la UE y las empresas transnacionales en América Latina:
Encuadrado en este tipo de iniciativas se encuentra el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP). Este tribunal es de carácter no gubernamental y tiene su origen en los Tribunales Russell que sesionaron dos veces en su historia, la primera, para juzgar los crímenes de lesa humanidad cometidos por los Estados Unidos en la guerra de Vietnam. La segunda, para enjuiciar las dictaduras militares de América Latina. Es aquí, donde una de las audiencias se dedicó al papel crítico de las empresas transnacionales en las dictaduras y donde se articuló el marco de referencia para la elaboración de la Declaración Universal de los Pueblos (Argel 1976) que más tarde pasaría a ser el Estatuto formal del TPP. De esta forma, se entiende que el papel central del poder económico transnacional y de sus alianzas estructurales con las diferentes instituciones estatales sea una parte fundamental del TPP.
El tribunal se constituye en 1979 tras la muerte de su inspirador Lelio Basso, senador italiano que fue figura clave en los Tribunales Russell. Es precisamente la Fundación Internacional Lelio Basso por el Derecho y la Liberación de los Pueblos la que nombra a los casi 130 miembros del tribunal.
La finalidad del TPP es calificar en términos de derecho y hacer visibles aquellas situaciones en que se planteen violaciones masivas de los derechos fundamentales de la humanidad que no encuentren reconocimiento ni respuesta en las instituciones oficiales (que prácticamente son la mayoría de los que se producen por la acción directa del poder transnacional). Es decir, su función es que no queden en el olvido todos los abusos que el orden económico internacional comete contra todos aquellos que son excluidos del propio sistema. Obviamente, esto es una consecuencia directa de la interesada omisión que el derecho internacional hace con todos los delitos relacionados con la economía. De hecho, la Corte Penal Internacional (que es el órgano judicial que tiene el deber de juzgar los casos que exceden la capacidad o voluntad de las autoridades nacionales) ha excluido de su competencia los crímenes económicos, lo que significa la imposibilidad de juzgar la mayoría de las acciones que se producen o coinciden con la violación de los derechos de la vida, para los cuales no existe la posibilidad de formular juicios que tengan efectividad.
Por ello, el TPP se ha convertido en un referente a la hora de juzgar los desastres provocados por el sistema neoliberal y globalizado. A lo largo de los años no sólo ha juzgado las violaciones cometidas por las transnacionales si no que también ha juzgado las implicaciones de las grandes instituciones creadas para mantener y reforzar el sistema como el FMI, el Banco Mundial, La Unión Europea, la OMC,...
Llegados a este punto, es importante señalar que el TPP no es un organismo oficial, por tanto, sus sentencias no tienen un valor real en cuanto que nadie se siente obligado a acatarlas. Sin embargo, si tiene un alto valor moral para las víctimas de los atropellos cometidos que, por primera vez, tienen un lugar al que acudir y donde poder expresar sus vivencias y sus sentimientos. Esto es muy importante porque, por lo general, las víctimas de estos abusos carecen del derecho a ser formalmente tratadas como tales. Porque por encima de todo se trata aquí de una cuestión de dignidad humana, como se recoge en la sentencia formulada en Madrid en mayo de 2010 (echadle un vistazo aquí y veréis la cantidad de empresas implicadas en delitos gravísimos) donde se juzgaba a la UE y las empresas transnacionales en América Latina:
La dignidad-libertad del individuo, su capacidad de determinarse con autonomía en las relaciones de los demás, es un valor que connota a la persona por el mero hecho de serlo y hace de ella un fin, que excluye, como ilegítimo, cualquier uso instrumental de la misma para otros ajenos. La dignidad es el sentimiento que funda la relación entre los sujetos autónomos de la sociedad moderna, porque genera y reclama reciprocidad de trato, reconocimiento mutuo entre portadores de iguales dignidades.
Y la dignidad es el primer valor, el primer bien agredido por los modos de actuar que aquí se juzgan.
El trabajo del TPP también debe servir para poner sobre la mesa con testimonios reales y datos concretos el abuso indecente que el sistema capitalista y sus instituciones cometen sobre las personas y los territorios que habitan. Debe servir para que todos podamos darnos cuenta de que estas atrocidades son reales y que debemos detenerlas cuanto antes porque este camino sólo lleva a la devastación del planeta y de los que vivimos en él.
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11 comentarios:
Ojala el TPP pudiera juzgar realmente, con sus sentencias aceptadas por la comunidad internacional, a los criminales que nos gobiernan. Preciasmente por eso, porque son estos genocidas, delincuentes y ladrones los que controlan el poder, el TPP seguirá siendo, mientras esto sea así, simplemente seguirá juzgandolos sin que nadie le haga caso
Saludos
Y aunque sus resoluciones fueran vinculantes, raro sería que pudieran ejecutarse. Ya sabes, Raúl, el Derecho internacional público es constantemente pisoteado por las grandes potencias.
El Tribunal Permanente de los Pueblos tiene un significado eminentemente moral y las grandes transnacionales siguen abogando por privilegios jurídicos a su favor ( al de ellas, claro) con el fin de actuar con mayor libertad.
No obstante, está muy bien que hayas dedicado tu última entrada a este tema, desconocido aún para muchos/as.
¡Salud!
Gracias por pasaros por aquí. La intención es dar a conocer el tema y que quien este interesado pueda leerse la diferentes sentencias y ver el dolor y la humillación con datos objetivos que las grandes corporaciones y sus estamentos internacionales producen sobre la faz de la tierra.
Un saludo.
Pienso que el TPP debería tener una relevacia jurídica mayor ya que sólo es una plataforma de denuncia de la explotación.
Mientras las transnacionales campen por sus respetos el TPP sólo podrá ir desmontando éticamente la violación de derechos humanos.
Es una lástima que ello sea así porque es muy necesario que tuviese funciones ejecutivas.
Saludos
Coincido plenamente contigo Felipe, pero mientras las transnacionales detenten el poder, el sistema no va a permitir que iniciativas como el TPP vayan más allá.
Gracias por la visita.
Un saludo.
Una comparación entre el actual TPP y su predecesor, el Tribunal Russell, arroja, me parece, un balance pesimista. El carácter no vinculante de ambos exige que, al menos, su presencia en los medios de comunicación y en la conciencia de la opinión pública sea significativa. El Tribunal Russell adquirió un gran protagonismo mediático: el hecho de que el prestigioso filósofo Bertrand Russell le diera nombre o de que Sartre participara y apoyara directamente sus actividades permitía que el Tribunal lograra al menos cosas como la concienciación planetaria contra el genocidio en Vietnam. Sin embargo, del TPP actual apenas habla nadie, más que los blogs de nuestra órbita ideológica y algunos de esos programas de contenido social que emite la R-TVpública a altas horas de la noche, cuando nadie los puede escuchar.
Ello implica que también ese ámbito, el de la concienciación, está ya cerrado para instituciones de este tipo, que se han terminado convirtiendo en endogámicas: todos los que conocen el TPP y sus denuncias, no las necesitaban, pues ya las conocían o se las imaginaban.
Obviamente, no es una crítica contra el magnífico trabajo que desarrolla el TPP: solo una constatación más bien pesimista en la que me gustaría estar equivocada.
Saludos.
Así es Dizdira, ningún medio de información "oficial" se hace eco del TPP ni tampoco del Tribunal Russell que sigue operando (en la actualidad juzgando el caso palestino)por eso pensé que sería bueno hablar de él aquí y poner mi granito de arena en la difusión de su trabajo.
Un saludo.
Tal vez lo único que deba de apuntar, es que no caigamos en unas especie de catarsis permitidas por el Estado y el sistema,es decir, griten, pataleen y lloren lo que quieran, pero no me creen problemas...la pregunta es...¿ESTAMOS CREANDO LOS SUFICIENTES PROBLEMAS?
Por supuesto que no. Aquí en España nos están robando la libertad a una velocidad que hacía años que no se veía y no está generando ningún tipo de problema.
Un saludo Koan.
Creo que al menos el Tribunal Permanente de los Pueblos, puede constituir una referencia para aquellos que asisten perplejos y confundidos al hecho de ser víctimas y a su vez considerados mediáticamente delincuentes.
Las grandes corporaciones tienen cada vez mas libertad pero menos responsabilidad. La responsabilidad es algo que se traslada a las víctimas. Somos impulsados mediáticamente hacia el consumo y sin embargo, responsabilizados en función inversa al poder detentado. Mientras mas poder menos responsabilidad.
El tribunal puede al menos servir para nombrar a los parásitos de la humanidad y la vida.
Un saludo
Esa es la idea Camino a Gaia, que por lo menos seamos conscientes de parte de lo que estas megacorporaciones hacen para sacar sus beneficios.
Un saludo.
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