miércoles, 16 de marzo de 2016

APRENDER Y DARNOS OPORTUNIDADES



Muchas veces he comentado de pasada en algunos escritos que mientras el Poder siempre aprende de la historia para perfeccionar sus sistemas de dominación, nosotros parece que nos empeñamos en no hacerlo.
Hablando con personas que ideológicamente se encuadran en la denominada izquierda radical (o así lo dicen en los medios) todo el mundo coincide en señalar que a pesar de la situación actual, hubo otro tiempo (según cómo lo ven, unos hablan de la II República, otros sólo de la última parte y otros sólo de la revolución social que corrió paralela a la guerra) en que este país estaba en la vanguardia revolucionaría. Sin embargo, la mayoría de las veces las conversaciones derivan hacia cuestiones como quién hizo qué y por qué nada de aquello cuajó. O sea, normalmente cada uno tratando de buscar sus culpables del asunto. Me parece bien, pero sinceramente me interesa más las pocas veces que se habla de cómo pudo empezar todo aquello, me parece mucho más importante de cara a poder extraer y aprender. Entre muchas razones y causas, me parece muy importante el papel que jugaron los diferentes ateneos, centros culturales, asociaciones… más allá de la tarea fundamental de sociedades obreras, sindicatos y partidos.

La labor educativa y cultural era y es fundamental. En aquellos tiempos era difícil acceder a la información y la clase obrera arrastraba históricamente una falta de instrucción y formación que todavía ponía más trabas. Hoy en día, tenemos la educación obligatoria y un sinfín de herramientas que nos permiten acceder a la información y compartirla de una forma instantánea y, sin embargo, en este sentido estamos prácticamente igual o peor que hace 100 años.
Uno de tantos nombres que recibe el modelo social vigente es el de sociedad del conocimiento, pero lo único que a mi entender conocemos con seguridad es que cada vez tenemos menos conocimientos, fiándolo todo a la disponibilidad inmediata de la red. Por no conocer, no nos conocemos ni a nosotros mismos, por no hablar de conocer a los demás, muchos de los cuales debieran ser nuestros compañeros en cualquier tipo de proceso revolucionario.
En cuanto al tema cultural, desgraciadamente en los tiempos actuales se ha impuesto la cultura de masas cuyos productos prefabricados carecen, en muchos casos, de un mínimo de interés y/o calidad como para incidir en lo más mínimo en el espíritu humano. Estos productos están diseñados, fabricados y distribuidos con el único propósito de reproducir los modelos dominantes y expandirlos más si cabe en un proceso de globalización tanto o más importante que el económico.

Sólo por cuestiones como estas sería importantísimo poder contar con esa red de ateneos o como queramos llamarlos, y si bien esto es muy importante, todavía considero como algo de mayor interés otra de las consecuencias que tuvieron todo aquel conjunto de locales y agrupaciones.
Ofrecían el marco ideal para crear y desarrollar un ambiente de camaradería y fraternidad imprescindible cuando llegado el momento hubiera que afrontar las grandes dificultades que cualquier momento revolucionario por breve que sea trae consigo.

Hay tantas razones como personas para explicar cómo se pudo conseguir ese movimiento tan heterogéneo y fraternal pero creo que algunas cuestiones deben estar en la base de todo esto.
Un punto fundamental era y debería ser participar con el espíritu de sentirse entre iguales más allá de matices ideológicos o culturales. No era necesario carné ideológico para participar porque se pretendía crear conciencia y no ganar y fidelizar adeptos como es bastante habitual hoy día y que suele conducir a la creación de capillas cerradas con sus popes y sus mandamientos. Se trataba y se trata de crear los mimbres de un conocimiento y un espíritu crítico, no de adoctrinar en la fe que cada uno profese. Siguiendo en esta línea, no se trataba de explicar los fundamentos de ningún planteamiento político concreto (para eso había otros espacios y momentos) más bien se hablaba de temas que interesaban al mayor número posible de personas, es decir, que afectasen a su vida cotidiana a partir de los cuales se podían encaminar hacia otros intereses o a conocer cómo se relacionaba todo esto con la política y la organización social. Esto fomentaba el intercambio de ideas y experiencias de una manera informal pero mucho más profunda que los debates entre especialistas o más bien clases magistrales a los que andamos tan acostumbrados.

Pero eran sobre todo las actividades culturales, deportivas, recreativas… las que fortalecían ese ambiente fraternal. A modo de ejemplo, las salidas para disfrutar en la naturaleza en las que se organizaban comidas, debates, lecturas poéticas… en las que la implicación se daba de forma natural debido a esa camaradería, debido a sentirte y reconocerte entre iguales, sin miedo a conocer y dejarte conocer. También los grupos que organizaban representaciones teatrales que en muchas ocasiones representaban obras escritas por ellos mismos sobre cuestiones que les interesaban de la vida diaria. Todo eso iba creando un caldo de cultivo que llegado el momento afloró y sirvió de base para momentos en los que realmente se hizo temblar al sistema.

Por eso creo que es por ahí por donde hay que andar. Creando, fomentando y participando en espacios y acciones donde nos demos la oportunidad de conocernos y reconocernos, de ver nuestras afinidades y sobre todo nuestras diferencias. Donde podamos enseñarnos y aprendernos (no sé si este término es correcto pero creo que se entiende), donde nos demos la oportunidad de sembrar y cuidar la semilla revolucionaria.
 

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2 comentarios:

Hugo dijo...

Hola, R. Estoy haciendo una especie de libro colectivo con algunos de los posts que hemos ido publicando en los dos últimos años algunos de nosotros y me preguntaba si estarías interesado (por el momento lo subiría a Scribd, que es gratis). En principio no tendrías que hacer nada si no quieres, je... Estoy juntando los textos yo (no todos; la selección es un poco subjetiva), pero claro, te tienen que gustar el resto de textos y el resto de participantes antes de hacer yo nada (he intentado que haya una cierta afinidad libertaria o crítica entre ellos pero en estas cosas siempre es difícil una completa unanimidad). Si te interesa, escríbeme al correo que sale en mi perfil y te mando el último borrador. Si ahora mismo no puedes o te apetece por lo que sea, no te preocupes. Cualquier respuesta que me des me parecerá la correcta ;)

Un abrazo y a seguir bien.

Quebrantando el Silencio dijo...

Hola Hugo

Claro que sí, cuenta conmigo y gracias por la visita.

Saludos.