lunes, 22 de agosto de 2011

BRUTALIDAD Y REPRESIÓN: el Estado vuelve a mostrar su verdadera cara.

Las protestas de estos días contra el gasto de la visita papal han supuesto una oportunidad para que los cuerpos represores del Estado (expresión que define con exactitud lo que significan la policía y el ejército) demuestren su verdadero cometido que no es otro que coartar y reprimir cualquier atisbo de disconformidad, por parte de la población, con la línea oficial marcada por las elites gobernantes.

La brutalidad policial, propia de Estados dictatoriales (que al final va a resultar que son todos), vivida estos días nos ha dejado imágenes de ataques salvajes contra personas cuya única arma era la palabra, que de haberse producido en sentido contrario hubieran catapultado una avalancha de protestas por parte de políticos, medios de comunicación y organizaciones de todo tipo. Estas agresiones entroncan con una larga tradición represiva de estos cuerpos paramilitares españoles. Desde las recientes actuaciones policiales contra el pueblo indignado, pasando por la militarización de territorios como Euskalherria, la represión de los movimientos antimilitaristas, del movimiento okupa, la creación del GAL, etc... (por no remontarnos más ya que no existe época en nuestras tierras en que la brutal represión estatal no tuviera lugar).
No en vano, el Estado Español está siendo acusado repetidamente desde hace años por diversos organismos (tanto nacionales como internacionales) de violación de los derechos humanos, destacando sobremanera las prácticas torturadoras de los diferentes cuerpos policiales. De hecho, se producen una media de dos denuncias diarias por este hecho (teniendo en cuenta que las denuncias por torturas de la policía se realizan en comisarías y cuartelillos con lo que ello supone, podemos deducir que las denuncias representan una ínfima parte de las agresiones o torturas que realmente suceden).


Volviendo al presente, es importante resaltar el paso adelante de la represión estatal que ya no tiene ningún reparo en mostrarse abiertamente ante las cámaras. Esta demostración pública obedece a la necesidad que tiene el aparato estatal, más poderoso que nunca, en dejar claro que no va a tolerar ninguna desviación de la ideología imperante. Un claro ejemplo de esto sucedió durante la pasada huelga de controladores aéreos donde el Estado mostró todo su esplendor con la toma de los aeropuertos por parte del ejército.
Esta nueva demostración de brutalidad policial debe servir para que todos aquellos que todavía abogan por el fortalecimiento del Estado para hacer frente al sistema capitalista (sistema del que indudablemente los Estados son piezas fundamentales) reflexionen sobre el alcance que tienen sus proclamas. No se puede olvidar que cuando se exige que el Estado controle los desmanes económicos capitalistas, se está pidiendo que el Estado se empodere y su manera de hacerlo incluye por encima de todo aumentar su capacidad represiva. No hay que olvidar que el gasto militar y policial no se ha visto afectado en ningún momento en las sucesivas crisis económicas que el resto de mortales sí hemos padecido.

El Estado no es el pueblo y su misión no es velar por él, sino por sus propios intereses y así nos lo demuestra día tras día.
No debemos esperar que ninguna entidad actúe por nosotros, las personas somos las que debemos organizarnos para superar las adversidades.
Cuando el Estado actúa al pueblo le llueven hostias:
- El Estado actúa, la policía reprime al pueblo.
- El Estado actúa, el dinero se va a la banca y el pueblo sufre.
- El Estado actúa, los derechos sociales y laborales del pueblo se diluyen.
- El Estado actúa, la educación se convierte en adoctrinamiento y el pueblo en rebaño.
- El Estado actúa, la sanidad se convierte en sistema de drogadicción de masas y el pueblo se idiotiza.

En infinitas ocasiones vemos la represión, esta vez la policial (la más inmediata y violenta de todas, pero no la única). No tardaremos en sufrirla nuevamente puesto que la veda se ha alzado y hay vía libre para la brutal represión de los seres humanos.


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8 comentarios:

jotake dijo...

Amigo,llegado a este punto ya no creo en la lucha pacifica, estar recibiendo golpes solo conduce a que encima deputa pones la cama,lo siento pero empiezo ya a creer en la lucha armada, se que no es el camino correcto pero se que es lo que de verdad les da miedo y lo han demostrado en otros conflictos...un abrazo

Sharli Fly Clown dijo...

Muy bien dicho, Raúl.
Pero, qué hacer?
¿Seguir con la lucha pacífica?
¿Comenzar la lucha violenta?

Me inclino a pensar, y pienso, que debo / debemos continuar la lucha pacífica, simplemente porque aún no somos suficientemente numerosos,porque aún no hemos extendido este despertar social lo bastante como para que los que todavía siguen dormidos en el sistema se unan a la lucha y, al contrario de lo que se pretende, nos arrinconen y condenen y este gran avance de despertares se vaya al garete.
Y además en una lucha violenta tenemos casi todas las de perder: ellos tienen armas sin fin.

Saludos

Quebrantando el Silencio dijo...

Hola jotake
Desde luego la lucha armada es un camino, pero no podemos obviar que el Estado ostenta el monopolio de este tipo de lucha. Lo que necesitamos es tener a todo el mundo de nuestro lado. Cada vez las cosas van a peor y más y más gente saldrá a la calle, los conflictos serán inevitables porque nadie aguanta que le den palos sin más pero de ahí a la lucha armada hay un paso que en mi opinión no debemos dar.
Un saludo.

Quebrantando el Silencio dijo...

Hola Sharli
Como le decía a jotake ellos tienen el monopolio de la lucha armada como demuestran cada día tanto aquí como en el resto del mundo. Como bien dices debemos continuar con este "despertar" hasta que seamos suficientes como para revertir la situación. Esto es una carrera de fondo en la que no faltará la violencia. Eso si, una cosa es el ataque y otra la autodefensa, lo digo porque nadie va a aguantar que le peguen dos veces sin hacer nada.
Un saludo.

Lienzo tierra dijo...

Leyéndote con atención y como siempre coincidiendo en cada una de tus palabras.

El Estado hace muy bien su papel, creo que ésto va a ser difícil, la gente está bastante adoctrinada. Yo creo que hace tiempo dejé la lucha de intentar que los demás abrieran los ojos. Me duele, pero estoy cansada de sólo recibir burlas, quejas y demás. Hay gente que ve bien que los antidisturbios actúen, que para eso son la autoridad y hay que obedecerles. ¿cómo te quedas? Pues con la boca abierta, como yo.

Te podría contar mil sandeces que he tenido que escuchar, pero estoy tan quemada que ni tengo fuerzas.

Aún así me alegra mucho leer tu blog, y a gente que piensa como nosotros. Y ahí estoy en todas las manifestaciones posibles.

Saludos Raúl.

Quebrantando el Silencio dijo...

Hola Miazuldemar
Comprendo el estado que describes. A veces la rabia y la impotencia ante el borreguismo generalizado destroza al más fuerte.
A pesar de ello, hay que seguir gritando y actuando sin dejar de seguir nuestras convicciones siempre con la esperanza de que cualquier esfuerzo nos acerca a un mundo mejor.
Mucho ánimo.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Nos hablas, Raúl, del Estado capitalista, aquel que constituye la superestructura política en defensa de los intereses de la clase dominante burguesa.

Pero estoy convencido de que cualquier Estado, per se, no es intrínseca ni necesariamente perverso.

Cordiales saludos,
Rafael Ángel

Quebrantando el Silencio dijo...

Hola Rafael

Me alegra verte por aquí.
Hace un tiempo yo tampoco estaba convencido pero cada vez veo más difícil que cuando una estructura tan gigantesca como la que corresponde a un Estado se articula no se acabe pervirtiendo y convirtiéndose en el paraguas de una clase dominante.
Me encantaría creer que no es así pero, como te digo, cada vez tengo menos esperanzas por eso empiezo a pensar que la revolución no termina con la toma del poder, sino con su disolución.

Un saludo.