Otra guerra ha estallado y ya hemos perdido la cuenta de las veces que lo hemos dicho. Esta vez pretenden engañarnos diciendo que esto no es una guerra cualquiera si no que es para salvar las vidas de la población libia amenazadas por su tiránico líder. Yo, en esta afirmación, tan sólo veo una prueba más de lo mal que está el mundo y de cuan distorsionados están los valores que lo rigen cuando casi todo el mundo da por bueno que es necesario que muera gente para imponer la paz.
Esta es la historia de la última cruzada del poder capitalista:
Libia es un país del norte de África donde vive muy poca gente y hay muchísimos recursos valiosos (petróleo, gas, agua, bancos de pesca, ...), durante los últimos cuarenta años ha sido gobernada con mano de hierro por Muamar el Gadafi (no sé cuál es la ortografía exacta del nombre y me he decidido por ésta) que a lo largo de este periodo de tiempo ha pasado de ser un sanguinario terrorista a un magnífico dirigente y por último se ha convertido en un tiránico dictador (todo esto desde el punto de vista de la prensa occidental, por supuesto) en función de su mayor o menor disposición a dejar que las grandes corporaciones transnacionales expoliaran, o no, los recursos de su país. Durante la última década se le consideraba un excelente dirigente y aquí en España, todavía recordamos cuando instaló su enorme jaima en medio de los jardines del Pardo en la capital del Estado. Eran otros tiempos y Gadafi permitía que Repsol tuviera su parte del pastel petrolero de Libia. Igual que en España sucedía en todos los “países democráticos”. Sin embargo, en 2009 se truncó este idilio cuando anunció que iba a dar marcha atrás y volver a nacionalizar el petróleo para conseguir mayores dividendos para los ciudadanos libios. Volvió a convertirse en terrible dictador para los medios occidentales y, por ende, para todos los que nos informamos a través de ellos.
Con estos antecedentes llegamos a la actualidad. Una actualidad marcada por la diversas “revoluciones” en países norteafricanos y de la península Arábiga. Unas “revoluciones” nacidas de la necesidad de libertad y de la necesidad a secas pero, seguramente, manipuladas hasta tal punto que han quedado reducidas a la nada (en Egipto se ha ido Mubarak y ahora manda otro militar y parece como si hubiera cambiado algo, al menos a los ojos de los países capitalistas). Al parecer éste era el camino a seguir para Libia; pero se han encontrado con un obstáculo con el que no contaban: el ejército y muchos ciudadanos libios apoyan a ese malvado dictador, algo incomprensible para las estrechas mentes de los estrategas occidentales.
Ante la intolerable situación que se les presentaba, rápidamente los países con empresas interesadas en Libia acudieron a la ONU (ese supuesto Gobierno Mundial que sólo sirve para legitimar barbaries en pro del sistema global) para conseguir una resolución del Consejo que autorizara la guerra sin mayores problemas. Dicho y hecho, la Resolución 1973 autoriza a utilizar todos los medios disponibles para proteger a los civiles y a las áreas pobladas bajo amenaza de ataque (un texto muy bonito pero que pronto se ha visto superado por las acciones de los países que participan en la ofensiva). Antes de seguir adelante, quiero mencionar expresamente la cobardía de tres países: China, Rusia y Alemania. Estas naciones suelen fanfarronear de su independencia y su poderío, sin embargo, su abstención en las votaciones viene a confirmar su sumisión ante el poder imperial. También hay que destacar que esta vez la diplomacia norteamericana ha sido un poco más hábil que de costumbre y ha dejado que Francia cargue con la responsabilidad de llevar la voz cantante en el asunto con Sarkozy al frente, necesitado de un golpe de efecto ante sus compatriotas para evitar su descenso a los infiernos políticos en las próximas elecciones (Sarkozy espera que esto le funcione tan bien como le funcionó a Margaret Thatcher la guerra de las Malvinas).
Con todo ello, la guerra ya se ha iniciado con los ataques aéreos por parte de los países (que son unos cuantos, entre ellos cómo no España, con Zapatero a la cabeza dando un paso más en su “Alianza de Civilizaciones”). Y no sólo ha empezado si no que cuenta con el respaldo de una opinión pública totalmente mediatizada por las interesadas informaciones facilitadas sobre las supuestas atrocidades cometidas por un enloquecido ejercito sobre una población indefensa. Este respaldo se ve en todo el espectro político “democrático”, desde las derechas que lo ven como algo ineludible y que ya debería haberse puesto en marcha hace tiempo, hasta las izquierdas que lo ven como un mal menor con tal de evitar la masacre.
Por supuesto, este artículo no es una defensa de Gadafi y su régimen, es más bien una crítica a todos esos valedores de la intervención por su valentía contra Libia y su aparato estatal. Desde aquí les pregunto a todos esos compinches del capital y del imperio de las armas:
¿Por qué no exigen también una intervención en otros países en situaciones similares y muchísimo peores?
¿Por qué no una intervención militar en el Estado de Israel que lleva décadas masacrando a un pueblo indefenso como el palestino que sólo quiere paz y libertad?
¿Por qué no una intervención militar en Colombia donde los derechos humanos son papel mojado y las muertes se cuentan por miles y los desplazamientos por millones?
¿Por qué no una intervención militar en Arabia Saudí donde la tiranía impera desde hace muchos años y los derechos son sólo para la familia real y los extranjeros afines?
¿Por qué no una intervención militar en China donde su capitalismo totalitario manda a la muerte prematura a millones de trabajadores indefensos?
¿Por qué no una intervención militar en Guinea ecuatorial cuyo eterno dictador ha condenado a la pobreza eterna a su pueblo?
¿Por qué no una intervención militar en Honduras donde gobierna un golpista a base de represión?
¿Por qué no una intervención militar en Marruecos donde la dinastía real condena a la inanición al pueblo saharaui?
Hay tantas preguntas que serían infinitas, sin embargo, una sola respuesta vale para todas: todos estos países son piezas que funcionan perfectamente en el engranaje capitalista mundial y en los planes que la elite político-económica ha dispuesto para la humanidad.Cualquiera que se sienta tentado de aceptar la ignominiosa resolución 1973 de la ONU que se haga estas preguntas y que piense si la mejor manera de conseguir la paz y la libertad es a través de las armas y la destrucción.
Esta es la historia de la última cruzada del poder capitalista:
Libia es un país del norte de África donde vive muy poca gente y hay muchísimos recursos valiosos (petróleo, gas, agua, bancos de pesca, ...), durante los últimos cuarenta años ha sido gobernada con mano de hierro por Muamar el Gadafi (no sé cuál es la ortografía exacta del nombre y me he decidido por ésta) que a lo largo de este periodo de tiempo ha pasado de ser un sanguinario terrorista a un magnífico dirigente y por último se ha convertido en un tiránico dictador (todo esto desde el punto de vista de la prensa occidental, por supuesto) en función de su mayor o menor disposición a dejar que las grandes corporaciones transnacionales expoliaran, o no, los recursos de su país. Durante la última década se le consideraba un excelente dirigente y aquí en España, todavía recordamos cuando instaló su enorme jaima en medio de los jardines del Pardo en la capital del Estado. Eran otros tiempos y Gadafi permitía que Repsol tuviera su parte del pastel petrolero de Libia. Igual que en España sucedía en todos los “países democráticos”. Sin embargo, en 2009 se truncó este idilio cuando anunció que iba a dar marcha atrás y volver a nacionalizar el petróleo para conseguir mayores dividendos para los ciudadanos libios. Volvió a convertirse en terrible dictador para los medios occidentales y, por ende, para todos los que nos informamos a través de ellos.
Con estos antecedentes llegamos a la actualidad. Una actualidad marcada por la diversas “revoluciones” en países norteafricanos y de la península Arábiga. Unas “revoluciones” nacidas de la necesidad de libertad y de la necesidad a secas pero, seguramente, manipuladas hasta tal punto que han quedado reducidas a la nada (en Egipto se ha ido Mubarak y ahora manda otro militar y parece como si hubiera cambiado algo, al menos a los ojos de los países capitalistas). Al parecer éste era el camino a seguir para Libia; pero se han encontrado con un obstáculo con el que no contaban: el ejército y muchos ciudadanos libios apoyan a ese malvado dictador, algo incomprensible para las estrechas mentes de los estrategas occidentales.
Ante la intolerable situación que se les presentaba, rápidamente los países con empresas interesadas en Libia acudieron a la ONU (ese supuesto Gobierno Mundial que sólo sirve para legitimar barbaries en pro del sistema global) para conseguir una resolución del Consejo que autorizara la guerra sin mayores problemas. Dicho y hecho, la Resolución 1973 autoriza a utilizar todos los medios disponibles para proteger a los civiles y a las áreas pobladas bajo amenaza de ataque (un texto muy bonito pero que pronto se ha visto superado por las acciones de los países que participan en la ofensiva). Antes de seguir adelante, quiero mencionar expresamente la cobardía de tres países: China, Rusia y Alemania. Estas naciones suelen fanfarronear de su independencia y su poderío, sin embargo, su abstención en las votaciones viene a confirmar su sumisión ante el poder imperial. También hay que destacar que esta vez la diplomacia norteamericana ha sido un poco más hábil que de costumbre y ha dejado que Francia cargue con la responsabilidad de llevar la voz cantante en el asunto con Sarkozy al frente, necesitado de un golpe de efecto ante sus compatriotas para evitar su descenso a los infiernos políticos en las próximas elecciones (Sarkozy espera que esto le funcione tan bien como le funcionó a Margaret Thatcher la guerra de las Malvinas).
Con todo ello, la guerra ya se ha iniciado con los ataques aéreos por parte de los países (que son unos cuantos, entre ellos cómo no España, con Zapatero a la cabeza dando un paso más en su “Alianza de Civilizaciones”). Y no sólo ha empezado si no que cuenta con el respaldo de una opinión pública totalmente mediatizada por las interesadas informaciones facilitadas sobre las supuestas atrocidades cometidas por un enloquecido ejercito sobre una población indefensa. Este respaldo se ve en todo el espectro político “democrático”, desde las derechas que lo ven como algo ineludible y que ya debería haberse puesto en marcha hace tiempo, hasta las izquierdas que lo ven como un mal menor con tal de evitar la masacre.
Por supuesto, este artículo no es una defensa de Gadafi y su régimen, es más bien una crítica a todos esos valedores de la intervención por su valentía contra Libia y su aparato estatal. Desde aquí les pregunto a todos esos compinches del capital y del imperio de las armas:
¿Por qué no exigen también una intervención en otros países en situaciones similares y muchísimo peores?
¿Por qué no una intervención militar en el Estado de Israel que lleva décadas masacrando a un pueblo indefenso como el palestino que sólo quiere paz y libertad?
¿Por qué no una intervención militar en Colombia donde los derechos humanos son papel mojado y las muertes se cuentan por miles y los desplazamientos por millones?
¿Por qué no una intervención militar en Arabia Saudí donde la tiranía impera desde hace muchos años y los derechos son sólo para la familia real y los extranjeros afines?
¿Por qué no una intervención militar en China donde su capitalismo totalitario manda a la muerte prematura a millones de trabajadores indefensos?
¿Por qué no una intervención militar en Guinea ecuatorial cuyo eterno dictador ha condenado a la pobreza eterna a su pueblo?
¿Por qué no una intervención militar en Honduras donde gobierna un golpista a base de represión?
¿Por qué no una intervención militar en Marruecos donde la dinastía real condena a la inanición al pueblo saharaui?
Hay tantas preguntas que serían infinitas, sin embargo, una sola respuesta vale para todas: todos estos países son piezas que funcionan perfectamente en el engranaje capitalista mundial y en los planes que la elite político-económica ha dispuesto para la humanidad.Cualquiera que se sienta tentado de aceptar la ignominiosa resolución 1973 de la ONU que se haga estas preguntas y que piense si la mejor manera de conseguir la paz y la libertad es a través de las armas y la destrucción.
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16 comentarios:
Pienso lo mismo. Una doble vara. Una hipocresía intolerable. En definitiva, una indecencia
Lo dicho sobre China es pura demagogia. No condenemos a un país que no tiene nada de imperialista.
Y cuidado con el uso y abuso de la palabra "totalitario", que es (mucha gente no lo sabe) una invención nazifascista.
¡No a las guerras imperialistas!
Hola Ciber. Amí también me gusta pensar en términos de hipocresía cuando veo las actuaciones de los diferentes países.
Un saludo.
Hola Anónimo. No digo que China sea un país imperialista si no que su modelo político-económico lleva a muchos millones de personas a abandonar sus métodos de vida tradicional para incorporarse a la industria manufacturera en unas condiciones mucho más que pésimas.
Por otro lado, considero totalitarismo cuando el aparato Estatal tiene un control extremo sobre todo lo que acontece en su territorio y eso, a mi entender, pasa en China y en la mayoría de países. Es un punto de vista, el mío, si crees que es demagogia no puedo hacer nada por cambiar esa opinión más que ir argumentando cualquier cosa que te interese discutir.
Un saludo y gracias por la visita.
Muy bien expresado, Raúl.
Desde que leí las primeras noticias sobre los "bombardeos del malvado Gadafi" y no vi ninguna imagen de los mismos ya pude deducir que esto iba a ser otro Irak, pero cambiando de táctica mediática.
Y, efectivamente, veo también como los ciudadanos occidentales, cercanos, los de mi entorno físico y de redes sociales, en buena parte, están mediatizados por la prensa mayoritaria.
Me hierve la sangre, pero no me canso de explicar lo que yo percibo.
Tu post me sirve para este cometido.
Gracias, y sigamos comunicando, y gritando si es necesario.
Gracias por la visita Sharli. Lo cierto es que como casi siempre la información más accesible a los ciudadanos es la que les interesa a las elites dominantes. Pero como bien dices hay que seguir gritando o lo que haga falta.
Un saludo.
Contemplo estupefacto el flujo de noticias imparciales, sesgadas y en algunas ocasiones claramente (o mas bien burdamente) falsas acerca de los acontecimientos que estan ocurriendo en Libia.
Trato de imaginar la forma en que se designaria o trataria a los "rebeldes" antidictadura si aparecieran de la misma guisa (Rostro tapado, kalashnikov atravesado, bazuca al hombro y en la caja de una pickup Toyota) circulando a gran velocidad por las calles de Paris, Washington, Pekin o Teruel.
No voy a entrar en analizar lo que no conozco de primera mano ni en discutir si es mas libre un pastor de cabras libio o un hipotecado depresivo danes. Me limito a describir lo que me venden los llamados medios de comunicacion y que no alcanza los estandares de una reflexion somera antes de meterse en la cama.
Los frios calculadores planificadores de estas guerras preconcebidas sabran porque piensan del modo en que lo hacen, sera por el bien de sus familas, o quizas de la humanidad y ni lo sepamos,y aunque es sadico, seguramente estara por siempre en las tinieblas para la plebe, como siempre lo ha estado desde que el hombre es hombre, solo despiertan en mi la sensacion de que soy un ignorante y de que siempre lo sere, porque por si solos no pueden hacer otra cosas mas que imaginar que el mundo es su tablero de Risk. Sin peones su partida nunca se pueden jugar.
Pero el periodista que cuenta lo que cuenta sin analizarlo (En lo que es un descarado corta y pega, mas bien un patetico y obligado corta y pega), por inercia, por miedo a perder su vacio trabajo (vacio porque evidentemente no le gusta INFORMAR) y no se plantea las consecuencia de sus actos me produce una honda tristeza. una "noticia" mueve opinion publica adicta al morbo, que mueve a politicos adictos de votos y que mueven a empresas armementisticas adictas a destruir para volver a construir a costa de recursos limitados y de seres humanos que nunca mas volveran a ser.
El circulo se cierra y finalmente el sadico tiene sus peones, y su tablero se hace real, porque unos informadores fueron vagos, cobardes o perezosos.
Hola MD, gracias por visitar el blog y expresarte.
En mi opinión los medios de comunicación no son más que los altavoces oficiales de sus direcciones económicas, es decir, reproducen hasta la saciedad aquello que más conviene a sus dueños.
También creo que muchos periodistas, sobre todo, los más jóvenes no son conscientes de lo que hacen porque para ellos el periodismo se hace de esta manera. Han aprendido a reproducir lo que las agencias les mandan y a resaltar aquello que les dicen.
Sin embargo, creo que hay mucho periodista de la vieja escuela que es plenamente consciente de su trabajo manipulativo y se dedica a ello con pasión para darle un aire de respetabilidad que todos nos tragamos.
En fin, cada uno de nosotros debemos hacer el máximo esfuerzo por crearnos nuestras propias opiniones y por informarnos de la manera más diversa posible para poder conocer el mayor número de puntos de vista.
Un saludo.
Hola, gracias por tus palabras en mi blog. Tu tambien estas haciendo una labor importante al respecto.
En cuanto a la posicion de China en este asunto, no es mas que una muestra de sus contradicciones. No es un pais imperialista, de momento, pero no aponerse al genocidio sobre los libios no tiene ningun sentido, cuando era evidente que podia incluso vetar la decision.
Un saludo
Hola José Luis, eso es exactamente lo que pensaba mientras redactaba el post. Ahora sabiendo que a toro pasado todos los que se abstuvieron en la votación están en contra de la intervención todavía me parece más ridícula su posición.
Un saludo y adelante con tu trabajo.
Osea que la zona de exclusión aérea fue una mera excusa. Yo comentaría tantas cosas que al final no comento ninguna porque no sé por dónde empezar. Sólo sé que vivo en un mundo de locos, ¿cómo se puede buscar paz con bombardeos? Para mí es una contradicción. Obama ¿Premio Nobel de la Paz?
Por otra parte no me queda claro si defiendes la intervención militar o no, ya sé que la han hecho con intereses. Pero ¿defiendes intervenciones militares en otras zonas del mundo donde ahora mismo a los países capitalistas no les interesa porque no tienen nada que ganar? Sé que los países que se no han apoyado la intervención militar en Libia también tienen sus intereses en no hacerlo ¿pero deberían haberla apoyado según extraigo de tus comentarios?
Pregunto desde mi ignorancia ¿eh? Porque sé bastante menos que vosotros. Y siempre intentando aprender con tu blog.
Un saludo.
Hola Miazuldemar, en respuesta tu pregunta: NO APOYO NINGUNA INTERVENCIÓN MILITAR EN NINGÚN PAÍS DEL MUNDO. Lo que trataba de exponer con las preguntas y los argumentos es que si en Libia se actua por los motivos que ellos dicen ¿por qué no lo hacen en tanto otros países que cumplen las mismas condiciones? (entre ellos los nombrados en el post). Sólo quería dejar claro que no nos tragamos sus patrañas.
Gracias por la visita y el comentario.
Un saludo.
Ok Ok, entendido. Fue un lapsus mental mio. Aclaro que preguntaba de buena fe sin malicia, que lo mismo parecía que atacaba.
Gracias por responder. Te sigo.
Saludos!!!
No te preocupes Miazuldemar sé que no había malicia en tus palabras sino curiosidad y afán aclaratorio.
El uso de las mayúsculas era para hacer ver que no hay dudas por mi parte sobre lo que creo.
Encantando de que me plantees todas las dudas que quieras.
Gracias por pasarte y un saludo.
A mi me da la impresión de que China, Rusia y Alemania no es que quieran intervenir a favor de Libia y no lo hagan, sino que finalmente, pertenecen a la misma calaña...¿cual? pues a la de explotadores de su pueblo...es decir, los intereses primero, luego, al final si es que queda algo para la opinión publica, un poco de simulación de indignación, no esta tan mal...
Saludos
Por supuesto, cualquier Estado antepone sus intereses a los valores que pretende representar.
Otra cosa, como bien dices, es querer dar otra imagen de cara a la galería.
Un saludo.
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