Estos días andan reunidos en la sede de la ONU muchos de los supuestos mandatarios mundiales para analizar el grado de consecución de los Objetivos del Milenio propuestos para 2015. Recordemos dichos objetivos:
- Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
- Lograr la enseñanza primaria y universal.
- Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
- Reducir la mortalidad infantil.
- Mejorar la salud materna.
- Combatir el VIH/Sida, la malaria y otras enfermedades.
- Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
- Fomentar una Asociación Mundial para el Desarrollo.
Todas estas metas fueron ratificadas en 1990 por 189 países que se comprometieron a su consecución, magnífica cumbre aquella que llenó de esperanza a la gran mayoría de la población mundial, sin embargo, a día de hoy aquella esperanza se ha convertido en desencanto para unos, rabia para otros y muerte para muchos.
Tal vez, en aquel momento, la gente era más ingenua (yo desde luego) y no tenía tanto acceso a la información como ahora. Es posible que se pensara que aquello era la solución definitiva a los males del mundo, a lo mejor, es que todavía confiábamos en la bondad del sistema. Hoy sabemos que no. Hoy tenemos un mayor conocimiento acerca del funcionamiento del entramado económico que rige nuestras vidas y nos es más fácil comprender cómo nos mintieron entonces y nos siguen mintiendo ahora.
Se habla de erradicar la pobreza extrema y el hambre cuando vivimos bajo una dictadura económica que necesita de esa pobreza para funcionar correctamente. El 70% del plantea debe malvivir para que el resto podamos tener todo aquello que el sistema bancario nos quiera financiar. El capitalismo necesita arrasar a la mayoría de los países para mantener el equilibrio de poder y la acumulación de capitales y le da igual los miles de personas que mueren día tras día. Lo peor es que mantienen engañada a la mayoría de la sociedad de los países menos perjudicados por el sistema y pretenden hacernos creer que hacen todo lo que está en sus manos para que nadie muera de hambre. Lanzan iniciativas a través de sus “organizaciones amables” (las agencias de la ONU) aprovechando el tirón publicitario de estrellas de la televisión o el deporte y pidiendo nuestra colaboración. Por otro lado, las “organizaciones criminales” (FMI, BM, UE, OMC,...) extienden sus garras sobre los países excluidos robando todo aquello con lo que se pueda sacar beneficio para poder dárselo a sus amos: las grandes corporaciones. Sólo el funcionamiento de las grandes corporaciones que intervienen en cualquier fase de la producción y distribución de alimentos (Monsanto, Nestlé, Syngenta,...) es suficiente para matar a millones de personas al año, ya sea de hambre, de enfermedades o por agotamiento físico.
Dicen desear la enseñanza primaria universal, cuando lo que más les interesa a los dueños del planeta es que cada vez seamos menos libres a la hora de pensar. No sólo no quieren conseguir este objetivo, sino que lo que pretenden es que en los países desarrollados la enseñanza deje de ser pública y por supuesto que la enseñanza de calidad quede en manos de unas pocas élites. El único interés por la enseñanza es que puedan formarse los técnicos necesarios para mantener la producción, para ser jornalero o peón no se necesitan estudios así que para qué se van a molestar en promover la educación universal
Hablan de la igualdad y autonomía de la mujer en todo el mundo, pero todas las decisiones que se toman para conseguirlo son tomadas por hombres, el 99% (supongo que alguna mujer habrá) de los centros de decisión y poder real a escala mundial están ocupados por hombres (preferentemente blancos por supuesto). La única igualdad que les interesa es a la hora de explotarlas laboralmente como sucede en los grandes centros de producción textil de todo el mundo.
Mención especial debe hacerse con todos los objetivos que tienen que ver con la salud y que, por supuesto, son imposibles de conseguir mientras se siga defendiendo un sistema en el que el beneficio económico está por encima del bien de la humanidad. Mientras se permita que las grandes corporaciones farmacéuticas controlen las decisiones a tomar en este campo, nada mejorará. Millones de personas mueren por enfermedades erradicadas en los imperios capitalistas y a nadie le importa, seguimos permitiendo que las patentes estén por encima de la vida y si eso no cambia nada mejorará. Al contrario, cada vez será peor y los grandes laboratorios seguirán creyendo que las personas somos de su propiedad y pueden hacer con nosotros lo que quieran.
Para garantizar la sostenibilidad del medio ambiente es imprescindible cambiar el sistema económico y de producción actual. El capitalismo se basa en la premisa del aumento de acumulación de riqueza en un planeta de recursos limitados. Por lo tanto, repito, es imposible alcanzar la sostenibilidad del medio ambiente. Encima nos quieren hacer creer que todo puede solucionarse controlando las emisiones de CO2 y para ello crean un mercado de compra-venta que únicamente sirve para enriquecerse los mismos de siempre aún más y contaminar sobre manera los países excluidos de los centros de poder.
Por último, se habla de fomentar una asociación mundial para el desarrollo a través de mayores donaciones de los países ricos (el famoso 0,7%). Si lo que queremos es un verdadero desarrollo mundial justo, en lugar de fomentar asociaciones debemos destruir las que ya existen (FMI, Banco Mundial, OMC,...) porque son estos organismos los que con sus políticas de capitalismo salvaje empujan día tras día a la muerte a millones de personas en todo el mundo con el único objetivo de enriquecer más y más a los poderos señores de las transnacionales.
Es absolutamente imposible lograr un mundo justo para todos mientras estemos bajo el yugo de un sistema que nos obliga a unos pocos (consumidores del Norte) a mantener en la más absoluta pobreza a la inmensa mayoría del planeta. La tan cacareada refundación del capitalismo no ha dejado de ser otra estrategia más de marketing para que nos sintamos mejor con nosotros mismos y volvamos a sumirnos en el sopor de nuestras confortables vidas capitalistas mientras millones de personas siguen sumergidas en la más absoluta de las pobrezas.
- Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
- Lograr la enseñanza primaria y universal.
- Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer.
- Reducir la mortalidad infantil.
- Mejorar la salud materna.
- Combatir el VIH/Sida, la malaria y otras enfermedades.
- Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
- Fomentar una Asociación Mundial para el Desarrollo.
Todas estas metas fueron ratificadas en 1990 por 189 países que se comprometieron a su consecución, magnífica cumbre aquella que llenó de esperanza a la gran mayoría de la población mundial, sin embargo, a día de hoy aquella esperanza se ha convertido en desencanto para unos, rabia para otros y muerte para muchos.
Tal vez, en aquel momento, la gente era más ingenua (yo desde luego) y no tenía tanto acceso a la información como ahora. Es posible que se pensara que aquello era la solución definitiva a los males del mundo, a lo mejor, es que todavía confiábamos en la bondad del sistema. Hoy sabemos que no. Hoy tenemos un mayor conocimiento acerca del funcionamiento del entramado económico que rige nuestras vidas y nos es más fácil comprender cómo nos mintieron entonces y nos siguen mintiendo ahora.
Se habla de erradicar la pobreza extrema y el hambre cuando vivimos bajo una dictadura económica que necesita de esa pobreza para funcionar correctamente. El 70% del plantea debe malvivir para que el resto podamos tener todo aquello que el sistema bancario nos quiera financiar. El capitalismo necesita arrasar a la mayoría de los países para mantener el equilibrio de poder y la acumulación de capitales y le da igual los miles de personas que mueren día tras día. Lo peor es que mantienen engañada a la mayoría de la sociedad de los países menos perjudicados por el sistema y pretenden hacernos creer que hacen todo lo que está en sus manos para que nadie muera de hambre. Lanzan iniciativas a través de sus “organizaciones amables” (las agencias de la ONU) aprovechando el tirón publicitario de estrellas de la televisión o el deporte y pidiendo nuestra colaboración. Por otro lado, las “organizaciones criminales” (FMI, BM, UE, OMC,...) extienden sus garras sobre los países excluidos robando todo aquello con lo que se pueda sacar beneficio para poder dárselo a sus amos: las grandes corporaciones. Sólo el funcionamiento de las grandes corporaciones que intervienen en cualquier fase de la producción y distribución de alimentos (Monsanto, Nestlé, Syngenta,...) es suficiente para matar a millones de personas al año, ya sea de hambre, de enfermedades o por agotamiento físico.
Dicen desear la enseñanza primaria universal, cuando lo que más les interesa a los dueños del planeta es que cada vez seamos menos libres a la hora de pensar. No sólo no quieren conseguir este objetivo, sino que lo que pretenden es que en los países desarrollados la enseñanza deje de ser pública y por supuesto que la enseñanza de calidad quede en manos de unas pocas élites. El único interés por la enseñanza es que puedan formarse los técnicos necesarios para mantener la producción, para ser jornalero o peón no se necesitan estudios así que para qué se van a molestar en promover la educación universal
Hablan de la igualdad y autonomía de la mujer en todo el mundo, pero todas las decisiones que se toman para conseguirlo son tomadas por hombres, el 99% (supongo que alguna mujer habrá) de los centros de decisión y poder real a escala mundial están ocupados por hombres (preferentemente blancos por supuesto). La única igualdad que les interesa es a la hora de explotarlas laboralmente como sucede en los grandes centros de producción textil de todo el mundo.
Mención especial debe hacerse con todos los objetivos que tienen que ver con la salud y que, por supuesto, son imposibles de conseguir mientras se siga defendiendo un sistema en el que el beneficio económico está por encima del bien de la humanidad. Mientras se permita que las grandes corporaciones farmacéuticas controlen las decisiones a tomar en este campo, nada mejorará. Millones de personas mueren por enfermedades erradicadas en los imperios capitalistas y a nadie le importa, seguimos permitiendo que las patentes estén por encima de la vida y si eso no cambia nada mejorará. Al contrario, cada vez será peor y los grandes laboratorios seguirán creyendo que las personas somos de su propiedad y pueden hacer con nosotros lo que quieran.
Para garantizar la sostenibilidad del medio ambiente es imprescindible cambiar el sistema económico y de producción actual. El capitalismo se basa en la premisa del aumento de acumulación de riqueza en un planeta de recursos limitados. Por lo tanto, repito, es imposible alcanzar la sostenibilidad del medio ambiente. Encima nos quieren hacer creer que todo puede solucionarse controlando las emisiones de CO2 y para ello crean un mercado de compra-venta que únicamente sirve para enriquecerse los mismos de siempre aún más y contaminar sobre manera los países excluidos de los centros de poder.
Por último, se habla de fomentar una asociación mundial para el desarrollo a través de mayores donaciones de los países ricos (el famoso 0,7%). Si lo que queremos es un verdadero desarrollo mundial justo, en lugar de fomentar asociaciones debemos destruir las que ya existen (FMI, Banco Mundial, OMC,...) porque son estos organismos los que con sus políticas de capitalismo salvaje empujan día tras día a la muerte a millones de personas en todo el mundo con el único objetivo de enriquecer más y más a los poderos señores de las transnacionales.
Es absolutamente imposible lograr un mundo justo para todos mientras estemos bajo el yugo de un sistema que nos obliga a unos pocos (consumidores del Norte) a mantener en la más absoluta pobreza a la inmensa mayoría del planeta. La tan cacareada refundación del capitalismo no ha dejado de ser otra estrategia más de marketing para que nos sintamos mejor con nosotros mismos y volvamos a sumirnos en el sopor de nuestras confortables vidas capitalistas mientras millones de personas siguen sumergidas en la más absoluta de las pobrezas.
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